Irlanda comenzó tomando medidas en el seno de la Unión Europea en cuanto a la producción más sostenible de bolsas de plástico. Promovió en el año 2002 el PlasTax, que no es otra cosa que un impuesto que cobra 0,15€ al consumidor final por cada bolsa recibida. Lograron recaudar 23 millones de euros que han sido destinados a proyectos medioambientales, y reduciendo la producción del 90% del número de las bolsas de plástico, pero aumentando la calidad de las mismas.
Desde ese momento muchos países se han sumado a este tipo de iniciativas, como Alemania, que todo cliente debe pagar las bolsas de plástico. Esto ha hecho que las bolsas de plástico que se venden son de una calidad mayor para que se puedan reutilizar. Incluso se utilizan cajas de plástico para transportar la compra.
Hay otro tipo de medidas, como obligar a que tengan 30 micrómetros, lo que encarece y las hace fácilmente reutilizables. Como por ejemplo en Sudáfrica.
Por todo ello las perspectivas de las bolsas de plástico a nivel mundial es a reducir su número, pero a mejorar su calidad para hacerlas reutilizables.